Reseña de manga: Fruits Basket (tomo 2)

Título: Fruits Basket
Título Original: Furūtsu basuketto
Autora: Natsuki Takaya
Tomo: 2 de 12
Publicación: Bimestral
Editorial: Panini Manga
Precio: $219.00
Género: Fantasía, romance
Demografía: Shōjo

~Gracias a Panini por el manga.

Después de perder a su madre, Toru Honda se muda definitivamente con la familia Soma, cuyos integrantes ocultan un secreto: se transforman en los animales del horóscopo chino. Hatsuharu, pariente de Kyo y de Yuki, aparece de pronto durante el maratón del instituto para desafiar a Kyo a un combate de artes marciales. Tras ese incidente, Kagura se presenta el día previo a San Valentín para proponerles un plan: visitar un balneario de aguas termales. También reciben la visita de Ayame, el hermano de Yuki, que aparece de improviso y deja a todos sorprendidos.

Cuando Toru era una pequeña niña su madre siempre le contaba la historia de los doce animales del zodiaco chino. En ese momento de inocencia ella siempre compadeció al pequeño gato quien engañado por el ratón quedó fuera del zodiaco por lo cual prometió que siempre sería amiga del gato. 

Lo que Toru jamás esperó ni en sus más locos sueños era que un día se iba a encontrar viviendo en la misma casa que el gato y el ratón, y que al refugiarse en la casa de los Soma iba a significar que conocería a los demás animales del zodiaco y a la maldición que los sigue.

El alma de Kyo muy sensible, igual que la de Yuki. Son tan frágiles que se rompen si las tocas.

En la reseña del tomo pasado les hablé de mis personajes favoritos de esta historia así que está vez no voy a fangirlear y les voy hablar de los demás animales del zodiaco.

Primero que todo tenemos a Shigure quien está poseído por el espíritu del perro. Shigure vive conjunto a Toru, Kyo y Yuki y sería algo así como el responsable de ellos. En apariencia suele ser un tipo relajado (quizá demasiado muchas veces) pero hemos visto que también hay oscuridad en él, así que tendremos que ir viendo a dónde lo guía esa oscuridad.

Hatori por su parte es el dragón quien en la actualidad se ha transformado en un caballito de mar para mimetizarse más con la época. Hatori como todos los doce ha tenido un pasado triste ya que su misión en vida siempre ha sido ser el doctor de los doce y su vida solo puede enfocarse en ello, es por eso que Akito le hizo perder a la mujer que amaba.

Kagura representa al jabalí y ella es a la menos conocemos por ahí. Solo sabemos que está enamorada de Kyo y ha sido la única que nunca lo deja en el olvido.

Hatsuharu o Haru es el buey quien está representado como una vaca. Por ahora no sabemos gran cosa de él, solo que siente gran cariño por Yuki y que tiene dos personalidades, la blanca donde es un chico ingenuo y muy inocente, y la negra donde se convierte en un matón busca pleitos.

Ayame es el hermano de sangre de Yuki y es la serpiente. Por ahora sabemos que en el pasado no fue un gran apoyo para Yuki pero está buscando cambiar eso y ganarse el cariño de su hermano. Debo decirles que Ayame me encanta porque es un personaje de lo más peculiar, es una extraña mezcla de perversión y estupidez que me hace reír cada que sale.

Finalmente hasta este tomo conocemos a Momiji, el conejo. Debo decirles que Momiji me encanta pues el clásico personaje moe, es decir que su apariencia y personalidad son las de un niño pequeño aun cuando ya tiene 16 años. Además de su dulce apariencia Momiji es quien más abierto se ve con Toru llegando a confesarle que a su mamá le borraron su recuerdo pues cuando él nació lo abrazó y se transformó en conejo y esto hizo que ella se volviera loca y tal cual hicieran con la mujer a la Hatori amaba borraron su memoria.

Es con esto con lo que me gustaría cerrar esta reseña y es que al parecer la maldición de los doce no solo afecta a los poseídos sino que toda la familia fuera de los Soma tienen que pagar por ello.