Título: El Valle de los Caballos
Autor: Jean M. Auel
Editorial: Maeva
Sinopsis:
Segunda novela de la serie Los Hijos de la Tierra, sobre la vida de nuestros antepasados en la última fase de la Era Glacial, cuando los Neanderthales y los Cro-Magnones compartían la Tierra. Ayla, rechazada por un medio al que no pertenece y con el que algo le impide identificarse, vive en solitario una nueva experiencia en su Valle de los caballos; su dura lucha por la supervivencia, acompañada tan sólo por los animales, con los que llega a familiarizarse, cambia radicalmente cuando el destino introduce en su vida a Jondalar, con quien, al fin, encontrará, junto al amor, un sentido a su existencia.
¿Por qué lo recomiendo?
El Clan del Oso Cavernario, vimos como Ayla, una niña Neandertal, aprendió a convivir con los Cromañones que formaban el clan, pero por su incapacidad para ser completamente como las sumisas mujeres del clan, Ayla tiene que abandonar la cueva.
Es así como inicia este segundo libro. Ayla está sola y ha decidido hacer caso a Iza e ir a buscar a sus semejantes. Pero su camino no es fácil, pues ella sola tendrá que buscar la forma de defenderse de las bestias que hay y suministrarse alimento y cobijo.
Paralelo a la historia de Ayla, conocemos a Jondalar y Thonolan. Dos jóvenes Zelandoniis que dejan sus tierras para ir a explorar el mundo. Jondalar y su hermano son Neandertales, así que sus costumbres son totalmente distintas a las de Ayla.
Durante su viaje, los hermanos conocerán a muchas tribus nuevas quienes les irán enseñando sus costumbres. Ambos jóvenes madurarán y aprenderán los dolores de la vida.
Las dos historias se juntan, cuando Ayla salva a Jondalar de ser comido por un león cavernario. El Zelandonii está en el lecho de muerte, pero la curandera Ayla no está dispuesta a dejarlo morir, pues Jondalar es su primer contacto humano desde hace años.
Cuando Jondalar se recupera, Ayla le pide que le enseñe a hablar y a construir herramientas más sofisticadas. Jondalar accede pues para el Ayla es una belleza salvaje, una mujer hermosa quien parase la inocencia personificada.
Mientras Jondalar le va enseñando, Ayla descubre que las costumbres del clan son arcaicas y a raíz de eso, ella comienza a verse con otros ojos, ya no es más la niña desobediente, se descubre como una mujer libre de hacer lo que le plazca.
Lo que más me ha gustado de este libro es descubrir las costumbres que los neandertales tenían. Según el clan que Jondalar y su hermano visitaban, había diferentes costumbres y tradiciones.
El “romance” entre Ayla y Jondalar, me ha parecido magnifico. Como ya sabemos por el otro libro, el tema de la sexualidad para Ayla es nulo, ella no sabe que al tener relaciones ella también puede obtener placer, cree que el acto es solo para satisfacer al macho y Jondalar la ayuda a descubrir el placer que la madre les ofrece.
En este libro Ayla tiene 14 años mientras que Jondalar tiene 18, a nuestros ojos no son más que unos niños, pero ambos ya son todos unos adultos. Ambos han tenido que sufrir cosas que no son aptas para su edad.
Aparte de la madures de los personajes, el libro está cargado de rituales. Vemos el ritual del apareamiento, el ritual para atar a una pareja y los festejos para alabar a la gran madre.
Auel nos vuelve a sorprender con sus detalladas descripciones, tanto en los paisajes como en la creación de herramientas. Me pareció demasiado interesante ver como Jondalar y Ayla llevaban a cabo sus caserías. Como preparaban la carne para comerla y como usan lo restante del animal.
Tengo que admitir que al principio el libro va algo lento, pero conforme las paginas van pasando, la historia va enganchando. Y el final… el final me ha dejado deseando más. Creo que Auel ha logrado el final perfecto para lograr que el lector corra por el tercer libro de la saga.
Autor: Jean M. Auel
Editorial: Maeva
Sinopsis:
Segunda novela de la serie Los Hijos de la Tierra, sobre la vida de nuestros antepasados en la última fase de la Era Glacial, cuando los Neanderthales y los Cro-Magnones compartían la Tierra. Ayla, rechazada por un medio al que no pertenece y con el que algo le impide identificarse, vive en solitario una nueva experiencia en su Valle de los caballos; su dura lucha por la supervivencia, acompañada tan sólo por los animales, con los que llega a familiarizarse, cambia radicalmente cuando el destino introduce en su vida a Jondalar, con quien, al fin, encontrará, junto al amor, un sentido a su existencia.
¿Por qué lo recomiendo?
El Clan del Oso Cavernario, vimos como Ayla, una niña Neandertal, aprendió a convivir con los Cromañones que formaban el clan, pero por su incapacidad para ser completamente como las sumisas mujeres del clan, Ayla tiene que abandonar la cueva.
Es así como inicia este segundo libro. Ayla está sola y ha decidido hacer caso a Iza e ir a buscar a sus semejantes. Pero su camino no es fácil, pues ella sola tendrá que buscar la forma de defenderse de las bestias que hay y suministrarse alimento y cobijo.
Paralelo a la historia de Ayla, conocemos a Jondalar y Thonolan. Dos jóvenes Zelandoniis que dejan sus tierras para ir a explorar el mundo. Jondalar y su hermano son Neandertales, así que sus costumbres son totalmente distintas a las de Ayla.
Durante su viaje, los hermanos conocerán a muchas tribus nuevas quienes les irán enseñando sus costumbres. Ambos jóvenes madurarán y aprenderán los dolores de la vida.
Las dos historias se juntan, cuando Ayla salva a Jondalar de ser comido por un león cavernario. El Zelandonii está en el lecho de muerte, pero la curandera Ayla no está dispuesta a dejarlo morir, pues Jondalar es su primer contacto humano desde hace años.
Cuando Jondalar se recupera, Ayla le pide que le enseñe a hablar y a construir herramientas más sofisticadas. Jondalar accede pues para el Ayla es una belleza salvaje, una mujer hermosa quien parase la inocencia personificada.
Mientras Jondalar le va enseñando, Ayla descubre que las costumbres del clan son arcaicas y a raíz de eso, ella comienza a verse con otros ojos, ya no es más la niña desobediente, se descubre como una mujer libre de hacer lo que le plazca.
Lo que más me ha gustado de este libro es descubrir las costumbres que los neandertales tenían. Según el clan que Jondalar y su hermano visitaban, había diferentes costumbres y tradiciones.
El “romance” entre Ayla y Jondalar, me ha parecido magnifico. Como ya sabemos por el otro libro, el tema de la sexualidad para Ayla es nulo, ella no sabe que al tener relaciones ella también puede obtener placer, cree que el acto es solo para satisfacer al macho y Jondalar la ayuda a descubrir el placer que la madre les ofrece.
En este libro Ayla tiene 14 años mientras que Jondalar tiene 18, a nuestros ojos no son más que unos niños, pero ambos ya son todos unos adultos. Ambos han tenido que sufrir cosas que no son aptas para su edad.
Aparte de la madures de los personajes, el libro está cargado de rituales. Vemos el ritual del apareamiento, el ritual para atar a una pareja y los festejos para alabar a la gran madre.
Auel nos vuelve a sorprender con sus detalladas descripciones, tanto en los paisajes como en la creación de herramientas. Me pareció demasiado interesante ver como Jondalar y Ayla llevaban a cabo sus caserías. Como preparaban la carne para comerla y como usan lo restante del animal.
Tengo que admitir que al principio el libro va algo lento, pero conforme las paginas van pasando, la historia va enganchando. Y el final… el final me ha dejado deseando más. Creo que Auel ha logrado el final perfecto para lograr que el lector corra por el tercer libro de la saga.
Calificacion:
la saga si que es extensa, y debe ser bastante documentada aunque a decir verdad no he visto los libros por aqui, asi que los buscare a ver que tal...
ResponderEliminaraunque se lee que tiene buena pinta
besitos