Título: InuYasha
Título original: 犬夜叉
Autora: Rumiko Takahashi
Tomo: 4 de 30 (Reseñas de los tomos anteriores)
Publicación: Mensual
Editorial: Panini Manga
Precio: $129.00
Género: Acción, aventura
Demografía: Shōnen
Kagome e Inuyasha enfrentan a Miroku, pero las circunstancias los llevan finalmente a buscar todos juntos los fragmentos de la Shikon no Tama, pues una maldición persigue a este hoshi y, si no logra vencer al yokai Naraku, morirá devorado por el hoyo de viento de su propia mano. En su búsqueda, descubren que es ese mismo yokai quien provocó la muerte de Kikyo. Sesshomaru ataca a Inuyasha con la ayuda de Naraku, ¡pues ahora puede blandir la Tessaiga! Los peligros se incrementan e Inuyasha no está dispuesto a ver morir a ninguna otra mujer por su causa, así que tomará una dolorosa decisión que implicará no volver a ver a Kagome nunca más…
Los restos de Kikyo fueron profanados y su cuerpo reencarnado en contra de su voluntad, un cuerpo que se mueve solo por el odio que siente hacia InuYasha y que no la dejara descansar hasta que lo mate. Para InuYasha las cosas no son tan fáciles pues sabe que alguien les tendió una trampa para que se mataran entre ellos, además que los sentimientos que tenía hace 50 años por ella siguen presentes.
Pero aunque lo intenta, InuYasha no logra salvar a Kikyo así que sigue su búsqueda por los fragmentos de la shikon no tama, una búsqueda que los lleva a conocer Miroku, un extraño monje que tiene un agujero negro en su mano derecha, un regalo maldito de Naraku, un ser que cambiará por siempre todo lo que InuYasha conoce.
Yo tuve miedo... Cuando pensé que Kagome moriría tuve miedo...
Valee... me resulta muy que muy difícil hablarles de este tomo, ya que en el conocemos muchos datos nuevos que serán importantísimos para poder seguir con la historia, así que me esforzaré mucho para resumirles todo bien.
Primero que nada conocemos a Miroku, un monje de lo más pervertido que se une a la búsqueda de los fragmentos. Miroku tiene un su mano un agujero capaz de absorber cualquier cosa, pero aunque este agujero lo ayuda en las batallas, es en realidad una maldición que se ha ido heredando entre los hombres de su familia. Una maldición creada por un Yokai llamado Naraku, al cual Miruko tendrá que mata antes de que ese agujero se lo tragué a el mismo.
Este Yokai Naraku resulta ser el responsable de la trampa donde InuYasha y Kikyo perdieron la vida, pues el origen del Yokai se remonta hasta hace 50 años cuando Kikyo encontró a un bandido llamado Onigumo, quién fue atacado y casi quemado vivo. Ella sintió lástima por él y lo cuidó por un tiempo hasta que él se enamoró de ella, pero ella amaba a InuYasha así que Onigumo atrajo a montones de Yokai oscuros ofreciéndoles su alma a cambio de un cuerpo funcional.
Entonces, en este nuevo cuerpo Naraku tendió una trampa a InuYasha y Kikyo pues sabía que la sacerdotisa estaba enamorada de él y al sentirse traicionada su corazón lleno de odio y rencor mancharía a la perla.Y es que la shikon no tama se purifica si está en manos buenas pero se contamina cuando la usan con rencor o maldad.
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