Título: Black Bird
Autora: Kanoko Sakurakouji
Tomo: 7 de 18
(Reseñas de los tomos anteriores)
Publicación: Mensual
Editorial: Panini Manga
*Gracias a Panini por el manga*
Género: Comedia romántica, sobrenatural
Demografía: shojo
Sinopsis:
Misao no soporta el dolor de pensar siquiera en que para conocer la parte que les falta del Registro del Fruto Sagrado Kyo debe tener relaciones sexuales con otra mujer, pero decide ubicarse en el nivel de la futura esposa del líder de los tengu y respaldar las decisiones que se tomen por el bien de todo el clan. Poco después, Yoshio Harada enferma durante un viaje y vuelve a casa con un extraño invitado que solo provocará enormes daños a Misao.
Después de enfrentarse a Sojo, Kyo y Misao regresan al mundo humano sólo para encontrarse con el noble Kengamine, la reencarnación de un dragón quien solicita a Kyo que mantenga relaciones sexuales con su hermana para curarla de una terrible enfermedad. Kyo y los demás Tengu saben que no es una petición sencilla pues enfurecer a un dragón no es poca cosa pero para nadie es más difícil que para Misao quien entiende porque Kyo tiene que hacerlo pero que a su vez sufre con solo pensarlo, pero si desean obtener los registros completos del fruto sagrado tendrá que acatar lo que Kyo decida.
No es sino hasta después de que Kyo jugará con ella, que se entera que Kyo siempre ha pensado en rechazar la petición. Esto une aún más a Kyo y a Misao, tanto que Misao por fin comienza a entender lo que verdaderamente significa ser la esposa del líder de los Tengu. Un papel que ni de lejos está lista para ocupar.
Además de tener que lidiar con esta presión, aparece en escena Raikoh Watanabe, un humano que al igual que Misao pude ver a los Ayakashi y quien posee unos poderes capaces de manipular a Misao para “salvarla” del embrujo que Kyo supuestamente ha lanzado a ella.
¿Ya les he dicho cuanto amo esta serie? Simplemente no puedo resistirme a la increíble historia y sobre todo a Kyo. En este tomo en particular quedé más encariñada a él pues en los pasados tomos la autora nos mostró más de su pasado, un pasado algo frio que lo torturo de niño y ahora en este tomo nos presenta otra cara de él, una cara más dulce y amorosa que sólo deja ver cuando está con Misao. Quizá no fue mucho, pero las escenas en la casa de Misao donde actúa como un ser humano normal me han encantado y ni que decir de sus momentos pervertidos que me matan de risa, más porque logran aligerar la historia cuando se pone más oscura.
Además de Kyo, en este tomo Misao se muestra más abierta a la idea de compartir una vida con Kyo y es cuando por fin se da cuenta de lo que de verdad implica ser la esposa de uno de los líderes más fuertes de los Ayakashi. Creo que Misao poco a poco (a pasos muuuy lentos) por fin está madurando un poco. Y digo un poco porque no deja de ser una niña boba y enamorada de 16 años y a veces eso la mete en los líos más absurdos del mundo, pero también está demostrando madures con todo lo referente a Kyo y el fruto sagrado.
Solo me queda cruzar los dedos para que en los siguientes tomos siga igual y no se quede estancada porque Kyo merece a alguien fuerte a su lado.
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ResponderEliminarVi o que compartiste en instagram de este manga y me dio mucha risa, tanta que ya tuve que pedir los primero tomos a panini.
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